lunes, 24 de octubre de 2011

Hoy soy invisible, mañana no lo seré podre

ser mas notada cuando muera,


No se quien soy pues hoy todos se han olvidado de mi; Primero me cambiaron de alcoba, pues la familia creció. Después me pasaron a otra más pequeña aun acompañada de mis biznietas. Ahora ocupo el desván, el que esta en el patio de atrás. Prometieron cambiarle el vidrio roto de la ventana, pero se les olvido, y todas las noches por allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos.

Desde hace mucho tiempo tenia intención de escribir, pero me pasaba semanas buscando un lápiz. Y cuando al fin lo encontraba, yo misma volvía a olvidar donde lo había puesto. A mis años las cosas se pierden fácilmente

: claro, no es una enfermedad de ellas, de las cosas, porque estoy segura de tenerlas, pero siempre se desaparecen.

La otra tarde caí en cuenta que mi voz también ha desparecido. Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos no me contestan. Todos hablan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, escuchando atenta lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, segura de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno, y de que les va a servir de mucho mis consejos. Pero no me oyen, no me miran, no me responden. Entonces llena de tristeza me retiro a mi cuarto antes de terminar de tomar mi taza de café. Lo hago asi, de pronto, para que comprendan que estoy enojada, para que se den cuenta que me han ofendido y vengan a buscarme y me pidan perdón…. Pero nadie viene. El otro día les dije que cuando me muera entonces si me iban a extrañar. Mi nieto mas pequeño dijo “¿Estás viva abuela? “. Les cayó tan en gracia, que no paraban de reír. Tres días estuve llorando en mi cuarto, hasta que una mañana entro uno de los muchachos a sacar unas llantas viejas y ni los buenos días me dio.


Fue entonces cuando me convencí de que soy invisible, me paro en medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, me miran, pero mi hija sigue barriendo sin tocarme, los niños corren a mi alrededor, de uno a otro lado, sin tropezare conmigo.

Cuando mi yerno se enfermó, pensé tener la oportunidad de serle útil, le llevé un te especial que yo misma preparé. Se lo puse en la mesita y me senté a esperar que se lo tomara, solo que estaba viendo televisión y ni un parpadeo me indicó que se daba cuenta de mi presencia. El te poco a poco se fue enfriando……y mi corazón con el.

Un día se alborotaron los niños, y me vinieron a decir que al día siguiente nos iríamos todos de día de campo. Me puse muy contenta. ¡Hacia tanto tiempo que no salía y menos al campo! El sábado fui la primera en levantarme. Quise arreglar las cosas con calma. Los viejos nos tardamos mucho en hacer cualquier cosa, así que me tome mi tiempo para no retrasarlos. Al rato entraban y salían de la casa corriendo y echaban las bolsas y juguetes al carro.

Yo ya estaba lista y muy alegre, me paré en el zaguán a esperarlos. Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabía en el auto. O porque mis pasos tan lentos impedirían que todos los demás corretearan a su gusto por el bosque. Sentí clarito como mi corazón se encogía la barbilla me temblaba como cuando uno se aguanta las ganas de llorar.

Yo los entiendo, ellos si hacen cosas importantes. Ríen, gritan, sueñan, Lloran, se abrazan, se besan. Y yo, ya no se a que saben los besos. Antes besuqueaba a los chiquitos, era un gusto enorme el que me daba tenerlos en mis brazos, como si fueran míos. Sentía su piel tiernita y su respiración dulzona muy cerca de mí. La vida nueva se me metía como un soplo y hasta me daba por cantar canciones de cuna que nunca creí recordar.

Pero un día mi nieta Margarita, que acababa de tener un bebé, dijo que no era bueno que los ancianos besaran a los niños, por cuestiones de salud. Desde entonces ya no me acerqué más a ellos, no fuera que les pasara algo malo por mis imprudencias. ¡Tengo tanto miedo de contagiarlos!


(Monologo)

CUANDO SEAS ANCIANO SENTIRAS LO

MISMO QUE HOY SIENTE MI ABUELO.


Don Tadeo ya un anciano y aun trabajando para sacar a su familia adelante, lo que más deseaba era ver a su hijo realizado ante la sociedad, ya Don Tadeo se sentía demasiado viejo para tener fuerzas en su vida, el decide ir a vivir a casa de su hijo

ya que él se sentía solo, triste, abandonado y sin fuerzas para seguir adelante, esperando que su hijo lo recibiera con un gran abrazo y con una sonrisa, para que le ofreciera apoyo, pero su hijo no lo recibe tan satisfecho.

Don Tadeo dice a su hijo que no le gustaba molestarlo, simplemente pidió quedarse con el ya que se sentía muy solo y pensaba que era un estorbo, su hijo no estaba muy a gusto con que el se quedara a vivir en casa con el y su familia ya que el pensaba que no había suficiente espacio.

El hijo de Don Tadeo decidió mandar a su padre a dormir al patio ya que él no quería sacar a sus hijos de su cuarto porque pensaba que sus hijos no se lo perdonarían nunca, pues bien el hijo de Don Roque decidió mandar a su hijo por una cobija, preguntando el niño que donde dormiría su abuelo, su padre le respondió que en el patio para no incomodarlos. El niño subió por la cobija

tomando unas tijeras y cortando la cobija por la mitad exclamando su padre ¿Hijo que haces?, el niño con gran tristeza le responde a su padre. Sabes papa que estaba pensando en guardar la mitad de la cobija para cuando tu seas viejo y vayas a vivir a mi casa, te daré la mitad de la cobija y dormirás en el patio así cuando seas anciano sentirás lo mismo que hoy siente mi abuelo.

(Cuento)

LA TIERRA Y SUS DESIGNIOS.


Hoy como ayer Dios mira

El caos que hay en la tierra y


Las injusticias que hay

En ella.

Ellos son la tristeza de mis ojos,

Ya que en ellos he confiado

Pero ahora solo hay en mí

Tristezas.


De ver como se repugna mi dolor

Al reflejarme en la humanidad.

La sangre que derrame hoy la

Derraman ellos sin motivo alguno.


Sobrepasando mi dolor aun quedan lágrimas

De felicidad, por eso mandare un

Ejercito de ángeles a que cuiden

De lo que hoy es mi creación.


Os daré a cada quien una don lo que

Para muchas personas

Será una discapacidad.

(Poesía)


UN PEQUEÑO DETATELLE ME

HIZO SENTIR BIEN PARA

TODA LA VIDA.


Un niño nacido en el seno de una humilde familia de nombre Pedro, cuando el tenia 4 años de edad su madre padecía de cáncer, 2 meses luego de ser detectado falleció, esto fue algo que marco Pedro por el resto de su vida. Después de que su madre fue enterrada al llegar a su casa se encontró a su padre tomándose una copa de licor. Pedro inmediatamente se dirigió a su padre de una forma lamentable, el padre inmediatamente le responde de una manera brusca lastimando parte de su cuerpo.

Pedro era un niño muy solitario, pasado un tiempo el va a la escuela allí conoció una humilde y bondadosa maestra llamada Antonieta quien le ayudo en sus momentos más tristes y melancólicos. Pedro a pesar de la situación en la que estaba se destacaba por ser un buen estudiante pero esto no le importaba a su padre ya que era irresponsable y poco interesado en lo que sucedía con Pedro, el niño era un persona de pocos amigos siempre alejado de sus compañeros tras la muerte de su madre.

Llegada navidad el pequeño decide darle un obsequio a su maestra que tenía demasiado valor para el ya que era de su madre, no era lo más indicado para un regalo pero sin embargo lo hizo, él le regalo un brazalete y un frasco de loción que estaba a medias, su maestra satisfecha del regalo decide demostrarle su agradecimiento apoyándolo por el resto de su vida. Pasado ya varios años el joven obtiene grandes existos en su ida, se caso pidiéndole a su maestra de la infancia q asistiera a su matrimonio, así fue ella asistió y llevando consigo el brazalete y la olor de la loción que había decidido darle solo apenas cuando era un niño, después de su matrimonio Pedro tuvo una vida llena de alegrías y vivió feliz por siempre.

(Ensayo)


Presentado por:

Alejandra Zabala C.

German Dario Restrepo P.

Angela Maria Perez M.

Jenny Marcela Ramirez T.

Grado: 10A